miércoles, 3 de marzo de 2010

miércoles, 3 de febrero de 2010





Tarjetas Personales (de presentación ... de visita)

Hacia el 1800 la práctica social de realizar visitas era una cuestión de educación entre los miembros de algunos grupos sociales, y un sello para aquellas personas que deseaban tener una buena vida social.

Había casas en las que se establecían días y horas para recibir visitas, y en muchas de ellas, se tenían dos salones: el de diario y el de recibir las visitas.

De estas reuniones sociales, nace el uso de las tarjetas de visita. Al llegar a una casa, los visitantes entregaban su tarjeta al personal de servicio, quien la recibía en una bandejita de plata. Si los señores de casa estaban, se las entregaba anunciando quien era la visita. Y si los señores de casa no estaban, la conservaba en la bandeja hasta su regreso como un recado de quienes habían venido de visita.

Viviendo en un tiempo de exuberancia, lo sorprendente de las antiguas tarjetas de visita es su extrema sencillez. Pequeños recortes de cartulina blanca, sin logos, sin colores, sin más datos que el solo nombre de su propietario en una pequeña y formal tipografía. Nada más, nada menos.

(La imagen pertenece a http://www.nzeldes.com)